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lunes, 2 de noviembre de 2009

ENTONCES…¿DE QUIÉN ES LA CULPA?

   

    Mi amiga Elena vive hace varios años en Alemania y no hace mucho estuvo, con su esposo berlinés, de visita por el Perú. Por lógica curiosidad le pregunté qué le parecía el país, y el alemán, con un español muy masticado, pero entendible, me respondió: “Yo no entiende por qué peruanos eligen mal gobernante para que los vuelva a gobernar… ¿Estar locos peruanos, o estar tontos, dormidos…? Yo no entiende por qué mucho masoquismo…?” 

                        

     Y es cierto. El adormecimiento es general. La gente termina defendiendo a un gobierno que no le da nada, y que, en cambio, le quita todo. Yo no elijo un gobernante para que me robe o para que me golpee cada vez que protesto por algo que hizo mal…

   Ocurre que el estado no tiene presencia en muchas zonas apartadas del país. Los candidatos los visitan en búsqueda de votos. Y una vez conseguidos… ¡Nunca más! Y ya sabemos que cuando el estado aparece es sólo para llevar corrupción y represión. Y a esto los políticos le llaman democracia. Y quien se come ese hueso entiende la historia, nuestra historia, de forma equivocada. Cuando ellos hablan de democracia están hablando de “su” democracia, la de aquellos que lo tienen todo: dinero, privilegios, poder, justicia e impunidad, porque la democracia de los sectores populares todavía se está forjando, está recién por construirse.

                           

  

   No sorprende para nada que el Presidente ordene bombardear el VRAE para acabar con los narcos, exija a la policía disparar a los manifestantes que protestan contra él para acabar con la oposición, y perdigonear a las barras bravas para terminar con el vandalismo…Este mismo Presidente promueve una ley que autoriza a la policía asesinar con impunidad. O sea, balas para los opositores del régimen, bombas para los narcos, y balines y perdigones para los delincuentes del fútbol… Un gobierno cargado de paz, amor y entendimiento…

                               

    El gobierno crea sus monstruos con la corrupción, el desempleo, los atropellos y las injusticias, y desde ahí se ponen a gritar desenfrenadamente: “¡Cuidado, quieren desestabilizar al gobierno! ¡Quieren destruir la democracia!”. ¿De quién, entonces, es la culpa de tanto deterioro social, de tanta corrupción? En el Perú -está en nuestra historia- nadie reconoce culpas. Pero eso no quiere decir que no existan culpables. Los hay. Y tienen rostros y nombres propios. Y los conocemos a todos. Son los que postulan y vuelven a postular para cargos importantes porque son “los salvadores”, aquellos “iluminados” que nos sacarán de la pobreza con las fórmulas de siempre, pero con otros nombres…

                          En el Medio Oriente decapitan a  los políticos corruptos… Imagínense qué nos haríamos con ministros y congresistas andando sin cabeza por Palacio de gobierno y el Congreso… ¿No sería una estupenda forma de identificarlos para diferenciar a los inmorales de políticos honestos, por lo menos  para no equivocarnos a la hora de elegir…?   

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